¿Piensas que eres demasiado mayor para los cuentos? Si es así… ¿por qué te los sigues contando?

Te digo un secreto: las cosas pasan, sin más, eres tú quien les das el significado que quieres. Tienes un grandísimo poder sobre ti misma y seguramente aún no eres del todo consciente.

Un cuento clásico…

Durante toda mi infancia, adolescencia y algunos años más yo me montaba mis películas de drama. Todo lo que me pasaba tenía un tinte de culebrón venezolano que ya lo querrían muchos guionistas. Había deslealtad, traición, desamor, mis amigas pasaban de ser las mejores del mundo a los peores seres vivos del planeta, para mis padres yo no existía, los chicos siempre terminaban rompiéndome el corazón… pobrecita de mí. Mira, mis padres se separaron cuando yo era muy pequeña, tanto que no tengo ningún recuerdo de ellos juntos como pareja y siempre se han llevado (demasiado) bien. Tengo un hermano y crecí siempre a su sombra: para mi madre era “el hombre de la casa” y aunque es solo un año mayor, tenían conversaciones en las que yo no participaba, para mi padre era su primogénito e intentaba siempre jugar con él a “cosas de chicos” como el fútbol o con trenes, mientras yo me sentaba con mis muñecos y miraba.

En el amor… durante un tiempo estuve saliendo con un chico que, para mí, era lo que había estado buscando toda mi vida (aunque tengo que reconocer que no tenía idea de lo que quería pero ya te dije que era muy culebronera). Tanta pasión e intensidad me llevaba del amor y la felicidad absoluta al sufrimiento más grande en cuestión de segundos. Porque a veces tardaba demasiado en mandarme un mensaje o llamarme, o no me decía lo que yo quería oír, o no quedábamos cuando yo quería (daba igual lo que él estuviera haciendo… y en realidad me daba igual, porque lo importante es que me había dado tiempo a imaginar los peores escenarios). Guardo un bonito recuerdo de esa antigua yo y de esa relación, a pesar de sentir que me desgarró el corazón demasiadas veces.

Lo que te quiero decir es que, a día de hoy, podría seguir contándome la historia de que mis padres me ignoraban y podría incluso haberla llevado al “no me querían”, “qué desgraciada soy”, “soy la hija que nunca quisieron”, etc. O haberme quedado con esa historia de desamor que “me rompió el corazón en millones de pedazos que con tanto esfuerzo volví a unir pero que nunca volvió a ser como antes y ahora está lleno de horribles cicatrices”. (Definitivamente, tendría éxito como guionista de telenovelas, ¿no crees?).

Me estuve contando esas historias y muchas otras (no más positivas) durante muchos años y, como es normal, sentía que me clavaban un puñal en el pecho cada vez que pensaba en ellas. Hasta que me di cuenta que ese puñal me lo estaba clavando yo solita. Porque lo que me estaba contando era una historia triste, dramática, dañina.

Un cuento personalizado…

No puedo cambiar los hechos en sí, pero puedo dejar de juzgar a los demás (y a mí misma) y enfocarme en todas las otras cosas que eran positivas: las veces que me metía en la cama de mi madre a ver una serie que nos daba susto, las horas que he pasado con mi padre escuchando historias de la familia o cuando me levantaba temprano el fin de semana para ir a nadar a la piscina con él, las charlas eternas con ese chico frente al mar,…

"El dolor que me causó todo eso en su momento no lo puedo borrar. Lo que sí puedo hacer es dejarlo ahí (en el pasado) y elegir qué historia me cuento"
Puedo enfocarme en lo positivo

El dolor que me causó todo eso en su momento no lo puedo borrar. Lo que sí puedo hacer es dejarlo ahí (en el pasado), seguir mi camino y elegir qué historia me cuento: la que me hace sentir culpable por no haber sido hija o pareja digna de amor y reconocimiento y me mantiene en ese estado de sufrimiento, o la que me sirve para aprender, crecer y me hace sentir bien.

A eso se reduce todo: ¿cómo te quieres sentir? Elige cómo te quieres sentir y entonces podrás elegir tu cuento. Los hechos no se pueden cambiar, cómo narras la historia sí. Ya puestas a inventarnos algo, mejor que nos beneficie. Reescribe tu historia.

Y tú, ¿qué cuento te cuentas?

“¿Quieres cambiar tu futuro? Cambia tu presente” (Si no sabes cómo, te ayudo)

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