Como coach, me enfrento a diario con los “no puedo” de mis clientas como explicación a porqué no pasan a la acción. Y siempre se reducen a los mismos motivos: no puedo porque no tengo tiempo, no tengo dinero, no tengo clientes, no tengo un local, no tengo material suficiente, no tengo experiencia suficiente, no tengo conocimiento suficiente (y me vuelvo en «cursillista» profesional),…
Y siempre respondo lo mismo: “¿segura que no puedes?”.
Cuando nos centramos en lo que nos falta, en lo que no tenemos, en lo que no somos buenas, … dañamos nuestra autoestima. Y, además, hace que muchas veces nos perdamos en el cómo hacer las cosas.
Cómo, qué, cuándo, quién,…
¿Cómo pasar a la acción cuando no sabes cómo hacerlo? Teniendo claro qué es lo que quieres conseguir y cuándo lo quieres conseguir.
Cuando marcas una línea de meta y sabes de dónde partes, puedes trazar el recorrido. Imagina un grupo de corredores en la línea de salida: preparados, listos, ya! Todos empiezan a correr, pero cada uno en una dirección diferente. ¿Cómo sabrán si han llegado a la meta? O más importante aún: ¿cómo sabrán cuándo dejar de correr? Si compiten contra ellos mismos, si han entrenado para mejorar sus propios tiempos… ¿cómo lo podrán calcular?
¿Y por qué hay que decidir cuándo lo quieres conseguir? Muy sencillo… Solemos organizarnos bastante mal, en general. Si tienes una fecha límite, puedes planificar mucho mejor el paso a paso. Puedes ir tirando hacia atrás, hasta la fecha de hoy, y elaborar un plan de acción.
Imagina dónde estaría el hombre de la fotografía si aún estuviera enfocado en todo lo que no tiene, en lugar de tomar la decisión de hacerlo. Si hubiera decidido trabajar de peluquero pero se hubiera enfocado en lo que no tiene (local, dinero, empleados, publicidad, RRSS,.. y no hubiera puesto una fecha, aún estaría dando vueltas a lo que necesita y seguro no estaría haciendo eso.
Quizás ahora entiendes mejor la gran importancia de tener un objetivo claro, específico, concreto. Un objetivo que sea realista, que te presione lo justo para querer superarte y no demasiado que lo veas imposible y desistas.
Recursos vs. Ingenio
Hace poco una de las clientas con la que trabajo consiguió su objetivo: obtener una certificación que necesitaba para progresar en su trabajo. Cuando empezamos el proceso ella estaba agobiada porque decía que no tenía tiempo para estudiar porque tenía 2 trabajos y estaba segura de que no aprobaría aunque era realmente importante para ella a nivel profesional. Esta inseguridad le provocaba ansiedad cuando pensaba en ese examen.
Esa ansiedad le impedía ver las cosas con claridad, así que, entre otros temas, trabajamos la organización. Primero, concretamos el qué: averiguó en qué fechas y dónde hacían el examen. Es más fácil ponerte a estudiar de forma regular cuando puedes calcular el tiempo que te queda.
Con esa información, pudo trazar el cómo: calculó los meses que le quedaban e hizo un horario de estudio. Cuando tenemos una lista de cosas que hacer, el decidir cuándo hacerlo y plasmarlo en un papel, nos alivia la carga de tener que estar recordándolo constantemente.
Si ella hubiera seguido centrada en que no tenía tiempo, no tenía un lugar designado al estudio, no tenía el hábito,… a día de hoy seguiría agobiada, con ansiedad y sin tener su certificado.
¿Qué te quiero decir con esta historia?
- ¡Cuidado con lo que nos decimos!
- Quedan prohibidos los «no puedo«.
- Define primero el qué y el cuándo.
- Céntrate en lo que sí tienes y sí puedes hacer. No todo es lo que parece, ni tú haces todo tan mal.
- No te juzgues tan duramente.
- Lo que no tienes será tu propia cárcel y apagará tus sueños.
- Si quieres algo, de verdad, de corazón, busca la forma de conseguirlo.
- Sé creativa, usa tu imaginación para llegar a tu meta.
Y tú, ¿construyes una cárcel con tus no-tengo-no-puedo? ¿O usas tu imaginación para dibujar tu camino?
Si quieres conseguir algo concreto y sientes esa inseguridad que te está paralizando, ponte en contacto conmigo.
“¿Quieres cambiar tu futuro? Cambia tu presente” (Si no sabes cómo, te ayudo)